Ya llevamos un mes desde que
iniciamos este curso y, francamente, parece que fue ayer cuando conocimos a
nuestros nuevos alumnos. En la mayoría de los casos jóvenes ilusionados que se
aventuraban en este nuevo proyecto que es la formación profesional. También es
cierto y, no vamos a negarlo, que podíamos identificar en las caras de alguno
de ellos su desconcierto y no saber exactamente porque se habían matriculado en
estos estudios. Para todo el equipo de profesionales que formamos el departamento de ciclos formativos de la
escuela Pàlcam nuestra meta es muy clara y definida: no podemos traicionar la
confianza que estos jóvenes y sus familias han depositado en nosotros y es
nuestra obligación dedicar todo nuestro esfuerzo en conseguir que alcancen sus
objetivos.
También es muy curioso constatar
el pánico que a buena parte de mis alumnos les invade cuando iniciamos la
técnica de la comunicación verbal, el conseguir presentaciones persuasivas que
les permitan alcanzar los objetivos que se han marcado ante su auditorio. Es una verdad incontestable
el hecho por el cual será muy difícil cumplir tus aspiraciones profesionales si
no eres capaz de defender en público tus logros y tus méritos. Nos hemos
planteado por qué esta habilidad imprescindible está tan poco trabajada en las
escuelas, cómo es posible que los alumnos de bachillerato deban defender
sus trabajos de investigación sin que
nadie les haya explicado cómo hacer una buena presentación. No podemos obviar
una realidad a la que todos nuestros alumnos deberán hacer frente cuando se
incorporen al mercado laboral. Todo ello me retrotrae a mi propia experiencia
cuando tuve que hacer mi primera presentación por motivos laborales poco
después de finalizar mi carrera universitaria, UN ABSOLUTO DESASTRE, todo un
licenciado en económicas que no fue capaz de transmitir de una manera
convincente aquello que se había marcado, todo un licenciado en económicas que
no fue capaz de hacer atractivo su discurso y se embadurnó en un sinfín de
datos y cifras que sumergió a su audiencia en los brazos de Morfeo, pero QUIÉN
ME HABÍA ENSEÑADO A REALIZAR UNA BUENA PRESENTACIÓN?
Desde entonces me propuse mejorar
en mis habilidades comunicativas y poco a poco es lo que intentamos inculcar a
nuestros alumnos en todos nuestros ciclos formativos. Nadie puede decir que la tarea sea fácil pero
cuando se afronta con ilusión, los resultados son más que evidentes.
Para acabar os quiero dejar con
esta frase que puede ser un buen elemento de reflexión:
El éxito de tu presentación vendrá dado no
por el conocimiento que transmitas sino por el que reciba el público.
Ricardo
Llopart
Director
Ciclos Pàlcam
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