El
éxito presencial en un mundo virtual
Estas líneas podrían
empezar y acabar así: http://www.ensenyament.com/. Sintético
y directo. En el continente encontrarás el contenido. Haz “click” y bucea hasta
encontrar lo que buscas… Pero necesitamos más. Tal vez en ese “más” radique el
éxito de una feria que, desde hace años, hace posible que lo virtual conviva
con lo presencial. Está claro que aquellos que apostaron porque el mundo
intangible iba a desplazar al tangible se equivocaron. ¿Son mundos
complementarios? ¿Son un mismo mundo
visto desde diferentes ángulos? ¿Se retroalimentan?
El Saló de l’Ensenyament (24ª edición) abrió sus
puertas el pasado 13 de marzo.
Durante cinco días la oferta y demanda
en educación y formación de miles de jóvenes se concentraron en una superficie
finita y puntual[i]
(Localització
GPS: 41.373925, 2.149896),
pero infinita en sueños e ilusiones. Futuros alumnos, padres y profesores pudieron
mirarse a los ojos y estrecharse las manos. Algo imposible de hacer a través de
una pantalla táctil.
Si nos remontamos al
origen de las ferias, al mismo origen y esencia de lo que nos hace humanos,
sociales, vemos que no es difícil anticipar el éxito de todo tipo de
actividades presenciales, por muy virtuales que nos parezcan sus dominios. Al
Mobile World Congress me remito… Y el Saló de l’Ensenyament no podía ser menos.
Aquellos que vivimos en
directo la feria (la fiesta), año tras año, nos anclamos en la esperanza de que
estos mundos paralelos en los que vivimos se complementen con eficacia, pero
también con eficiencia. Sólo así podremos conseguir esa complementariedad que
se retroalimenta para enriquecerse y enriquecernos.
No puedo finalizar estas
palabras sin hacer una obligada alusión a la siempre presente crisis y a la
esperanza que depositaron en nosotros muchos de los que nos visitaron estos
días:
En momentos difíciles como
los que estamos viviendo no hay nada mejor recibido que un buen antídoto contra
el pesimismo y la desilusión. Si algo caracteriza al mundo de la educación y la
formación es precisamente esa ansia de mejora constante y superación, imposible
de conseguir sin una buena dosis de optimismo. Desde el pragmatismo inmediato,
pocos estudiarían hoy arquitectura o filosofía, pero algo nos dice que las
cosas han de cambiar. El inicio del cambio pasa por creérselo. Nada ni nadie
nos lo puede impedir.
Desde este humilde
rincón, desde el absoluto convencimiento de que el cambio ya está aquí, mis
mejores deseos para los futuros líderes del
mundo que está por venir.
Santiago E. Navarro
Profesor de Ciclos
Formativos
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